Blogia
las cosas de don tonino

la carta que nunca envié

la carta que nunca envié Este verano participé en el concurso del cartel de fiestas de una ciudad de la provincia de Zaragoza. Mi cartel no resultó ganador. Era un cartel muy normalito y había otros muy buenos y unas veces se gana y la mayoría se pierde. Lo que realmente me dolió fue la manera en que se produjo.

La lógica parece indicar que, después de las deliberaciones y la elección por parte del jurado de la obra ganadora, el secretario del mismo tiene que dar a conocer su título y, en ese momento, en un acto público, abrirse la plica donde se encuentran los datos personales del autor.

En esta ocasión, ni el jurado estaba compuesto por los miembros que indicaban las bases, ni el acto fue público, ni hubo ningún testigo de la apertura de las plicas y ni siquiera la obra ganadora cumplía con las normas establecidas. En el año 2.005 es absurdo exigir el trabajo con tintas planas como en los inicios de la reprografía, pero si se exige esa condición, no se puede otorgar el premio a una obra llena de degradados.

Quedé tan escocido que, en caliente, escribí una carta al alcalde explicándole las circunstancias en que se produjo el concurso. Esa carta nunca la envié para que nadie pensara que era producto de un mal perder por mi parte y nada mas lejos de la realidad. Creo que en alguna vida anterior fui Barón de Coubertin y mi única ilusión era la de participar.

Aquella carta quedó archivada en la carpeta de Mis documentos y ahora, en frío, la pongo aquí para que pueda servir de ejemplo de cómo no se deben de hacer nunca las cosas.

Los detalles muy concretos y los nombres propios los sustituyo por XXXXX pero tampoco voy a esforzarme demasiado en ocultar nada mas. Cualquiera puede descifrarlo todo sin apenas esfuerzo. No quiero que quede como una denuncia formal porque no lo es, pero tampoco quiero que nadie piense que esto no tiene su importancia. La tiene. Ya lo creo que la tiene.

Esa carta que nunca llegó a su destino decía así:

Sr. D. XXXXX XXXXX XXXXX
Alcalde del M.I. Ayuntamiento de XXXXX.

El punto número nueve de las bases del concurso del cartel anunciador de las ferias y fiestas de XXXXX de septiembre del 2.005 dice textualmente: La elección del Cartel ganador se realizará el día 6 de agosto de 2.005 a las 19 horas en el Salón XXXXX del Ayuntamiento.

El 6 de agosto de 2.005 a las siete de la tarde, bajo un sol de justicia, las puertas del Ayuntamiento permanecían entreabiertas y lo que en principio debía de ser el fallo de un concurso resultó ser la reunión de los miembros del jurado y, por lo visto, yo lo había interpretado mal.

Preguntada una funcionaria del Ayuntamiento sobre cuando y como se podría conocer el fallo del jurado, me contesta que ese acto era a puerta cerrada y que ya lo vería cuando saliera en el programa de fiestas (sic). Así, como suena, y sin ponerse colorada. Curiosa manera de informar del resultado al participante en un concurso.

Bueno, pues resulta que yo me quedé allí afuera, (en la terraza del Bar XXXXX para ser mas exactos) y en los siguientes minutos, hasta que cerraron definitivamente las puertas, salieron del Ayuntamiento unas pocas personas que no se correspondían con las que según el punto ocho de las bases debían de componer el jurado. Cuatro gatos, con perdón, y la susodicha funcionaria.

Para no volver a tropezar en la misma piedra, esta vez pregunté sobre el fallo a otra persona que supuestamente debía de haber formado parte del jurado, mi sorpresa fue que ni supo decir quien había ganado, ni como era la obra ganadora. A duras penas conocía que la autora era una chica de Zaragoza. En ese mismo momento y con ese único dato, yo ya comprendí quien había ganado el concurso, aunque me resulte muy difícil de explicar y completamente imposible de demostrar.

A día de hoy y ya ha pasado mas de una semana de aquello, todavía no conozco oficialmente ni el cartel ganador ni el nombre de la ganadora. Solamente sé el parentesco que le une (mejor dicho que le unirá en el futuro) con mi “amiga” la funcionaria. Supongo que será un cartel precioso y digno de una ciudad próspera como XXXXX pero la elección ha sido impropia hasta de una villa de 100 habitantes.

Dicen que la mujer del César además de ser honrada debe de parecerlo. No sé si en este caso habrá sido honrada, pero lo que es parecerlo, no lo ha parecido en absoluto.

Amigo XXXXX, supongo que no te molesta el tuteo en una carta informal como esta. Hablando en términos deportivos como sé que a ti te gusta. Te han clavado un gol por la escuadra. De poco sirven los goles que yo sé que tú metes como Alcalde si desconoces detalles que te pueden hacer perder el partido. Y para que lo sepas, te lo cuento.

Un cordial saludo.

1 comentario

Consumidor irritado -

Don Tonino dixit y ante tanda contundencia creo que sobran las palabras. Un espectaculo bochornoso y sumamente irritante. Espero que muchos sepan a que lugar te refieres.